Macondiando ando!


Después de 7 años en que las estaciones marcaron mi vida y el jamón y la tortilla no me desampararon, volví a mi tan sublimado suelo... Y, me lo encontré más encantador que de costumbre... debe ser porque ahora soy, una turista más, que logra ver la sutil maravilla del caos, la gracia del bullicio, lo pintoresco que puede ser combinar modernidad y progreso, con décadas de historia que se niegan a irse...

Volví señores, a ser parte de esta vorágine, que llamamos, Colombia. Y, no nos engañemos, no somos el mejor pueblo del mundo, ni tenemos la gente más buena ni la mejor comida, bajo el cielo azul perpetuo de la madre patria, también hay de eso, pero, trasnochar por un bingo bailable que se oye a lo lejos o, madrugar con los diablitos decembrinos, nunca había tenido tanto valor... Supongo que estoy, aún, un poco drogada por los olores de las frutas y la boñiga, o quizás algo deslumbrada por el reflejo del sol que sale, detrás de las montañas verdes... y es que, claro, debe ser también, que aún me ciega el hecho, de que aquí sea redundancia decir, "montañas verdes"...

Quizás la feria, con sus toros y su pachulí,  me despierte, trataré de huir de ella, de evadirla por atajos y escondites. Quizás un día me canse de ver los obstáculos que tienen los que solo tienen sonrisas, para conseguir salud, intentaré calentar sus almas y curar sus heridas, mientras pueda. Quizás esta Navidad, eche de menos la nieve y puede que, después de sufrir una sobredosis de la temible natilla y el insoportable "mama, donde están los juguetes", añore la sobria celebración de otras latitudes, quizás, quizás, quizás...

Dicen que la inspiración le llegó a Gabo, cuando volvió a Aracataca después de unos años, y notó el contraste entre las imágenes idealizadas de su infancia y la realidad de un pueblo que le resultó triste y algo detenido en el tiempo, y por eso dijo: "Por fortuna, Macondo no es un lugar sino un estado de ánimo, que le permite a uno ver lo que quiere ver, y verlo como quiere".

No sé cuánto me durará esta sensación de infinita ternura, que me despierta hoy un país, que no sabe lo que no tiene,  dicen los libros, que el enamoramiento dura unos años, y que luego, todo es costumbre... Creo que estoy hecha para excepciones y, espero, que mi casa me siga despertando pasiones, de las buenas y de las malas por toda la eternidad.

Feliz día de las velitas a todos!

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