Chicle, el mejor argumento y mi única defensa.

Procurando no hablar demasiado, me comí 2 Tridents y con la boca toda abotagada me senté en la mesa y escuché lo que tenía para decirme. Casi sin parpadear me fui guardando; con cada una de sus brillantes explicaciones, viajaba mas profundo, mas hacia mi. Me perdía al ritmo lento de sus palabras y como si el sonido de mi masticación fuera la panacea, me concentraba en él para no oír sus raciocinios perpetuos.
Pero por más que traté de no oír, como si solo tuviera validez si yo lo interiorizaba, su decisión estaba tomada, asumiríamos rumbos diferentes y punto final. ¿Y que se dice ante tanta ilustración de motivos, de pros y contras, ante listas y estadísticas?
Me paré fingiendo que debía irme y aun con chubascos de rabia tratando de salir por mis ojos, le desee la mejor de las suertes y acepté su decisión. Me fui.

Comentarios

Nef Caro ha dicho que…
Esta bueno eso de los tridents,
a veces es mejor no decir nada,
a veces es mejor cayar,
a veces es mejor solo escuchar..
el que solo escucha no tiene después que arrepentirse de lo que dice
Lo malo es que no se tienen tridents todos los dias en los bolsillos
Y uno habla cuando no debia hablar
habla, habla
no para de hablar..
lo que pasa es que en ocasiones pareciera que el pensamiento tuviese continuidad y nos hace hablar
el pensamiento nunca se caya
hasta allá no llega el trident..
voy a comprar más, pero tal vez no tridents, tal vez compre chicles adams..o tal ves un motitas que son más grandes y dejaran menos espacio para q no se escapen las palabras de mi boca cuando no deba hablar..

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