Sin título


El sonido seco de las hojas amarillas opacaba el murmullo del viento que corría frío tras las nubes grises que anunciaban una noche mojada.

Él no quería mojarse así que caminó rápido para llegar a la casa azul con techo de tejas, la de la esquina de la Cámara de Comercio en San Antonio.

Las gotas eran pesadas y grandes y aunque Mauricio corrió al cruzar la calle, se mojó un poco.

Se sentó en el murito mientras sacaba el buso gris de su maleta y esperó hasta que el cielo dejara de llorar. Cuando ya sabía que esa noche iba a ser muy larga, intentó concentrarse en aquel hombre gordo que caminaba sin camisa en la casa de enfrente. No pudo, siempre le sucedía lo mismo, su mente volaba y era como si estuviera otra vez frente a ella, mirándola con disimulo mientras se moría de las ganas de abrazarla... aunque fuera un segundo.

Cada vez que se veían el quedaba con esa sensación, con ese vacío en el estomago que lo obligaba a recordarla. Pensaba en cada palabra que ella le había dicho buscándole un significado mas trascendente del que tuvo en el momento, quería que todo significara algo, que todo descifrara su misteriosa forma de comportarse, pero era en vano.

No había sido mas que un día que para ella pasaría sin pena ni gloria... un día gris en el que Mauricio había ido a su casa y seguramente al devolverse a la suya se había mojado.

Comentarios

Boris ha dicho que…
Gente que se sienta en muros.

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