Do Not Disturb

Y caí lentamente sobre la alfombra de su apartamento. Era como si las nubes estuvieran tocándome, como si mi cuerpo flotara; y, en ese instante yo tenia alas y me iba.

Antes de eso me había pasado algo parecido, pero nunca tan intenso, a veces sentía que perdía la conciencia de mi misma, que podía ser yo y mil yoes a la vez, que me ausentaba. Pero según me cuenta Fausto, al final volvía y podía seguir el hilo de la conversación, era como si me concentrara de repente en sus ojos y no prestara atención un instante y al percatarme de los sonidos de su historia, decidiera regresar y no perderme dentro de mi... era algo que casi nadie notaba, parecía, mas bien que yo fuera algo despistada, pero nunca llegaron a preocuparse, solo yo sabia a donde me llevaban mis ausencias...

Mi hermana osaba decir que esa era una maldición heredada, que mi padre solía irse por días enteros sin que nadie pudiera saber si todavía quedaba rastro de el en su mirada... que mi vida se iba a dispersar, y que tarde o temprano yo escaparía al darme cuenta de que allá es mejor. Pero durante mi infancia no entendí, nunca supe que era lo que mi afanada hermana trataba de advertirme, lo que profesaba. Ella no podía ni verme, le daba miedo dormir conmigo, siempre dijo que mi mirada estaba vacía, que no era una mirada humana, que yo era un monstruo.

Cuando tenia 24 años, mi hermana se fue, ella podía manejarlo y resolvía irse de vez en cuando, pero ese día decidió que no podría soportar ver mi partida y que mis ojos eran cada vez mas negros, mas huecos... se despidió de mi y me ordenó que la perdonara, que siempre había sido cobarde y que le daba miedo tener que vivir con un cuerpo sin alma, con un ente sin vida que decidiera no regresar, entonces me designo a mi esa tarea y se fue. Era difícil explicarle a la gente porque mi hermana estaba siempre tan callada, tan ausente, tan tranquila... decidí decir que estaba en coma y no volvieron a molestarme.

Fausto no sabia bien de que se trataba todo esto, pero a el al fin y al cabo la vida le bastaba y no necesitaba explicaciones. Se levantaba muy temprano, saludaba a Rita sin esperar respuestas y salía. Luego, en la noche, regresaba, saludaba a Rita sin esperar respuestas y se quedaba medio dormido viendo cualquier programa, le bastaba oír las voces saliendo de aquella pantalla... Para cuando yo llegaba, Fausto ya estaba babeando y mi misión era acostarme tan despacio y tan suave que no se diera por enterado; tanta era mi preocupación de no despertarlo que desarrolle una gran técnica de levitación sobre la cama, y así pasaban los días...

Ya habían pasado 14 años desde que Rita se fugó y mis ausencias no implicaban, hasta ahora, ningún peligro para la sociedad o para mi misma. Había aprendido a vivir así y no me molestaba escapar de vez en cuando de esta realidad que nada me aportaba. Fausto cada vez babeaba mas y Rita ya parecía un extraño ser sacado de una película de terror, así que viajar al interior no me hacia nada mal...

Bueno, hice este resumen para que entiendan mas o menos que paso ese día y porque ahora no quiero regresar.

Eran las 8:43 de la mañana, el frío de la ciudad se escabullía entre las faldas y el trinar de los pájaros se hacia insoportable... Subí las escaleras y al entrar a su apartamento, empecé a sentirme mal; sentía que todos los fluidos de mi cuerpo hervían, que la temperatura subía cuanto se le antojaba, sudaba, y sentía un enorme deseo de mas... cada forma empezó a significar placer, cada textura se dibujaba en mi cuerpo con un sinfín de corrientes que convergían al sur; Perdí la conciencia y solo pude sentir, cada gota de sudor que se deslizaba por mi cuerpo era un torrente de placer, cada ráfaga de viento se traducía en mil caricias. Sentimientos extravagantes, casi irresistibles, un dolor interno que se hacia indomable, totalmente adictivo, alucinógeno. Tantas emociones me hacían vibrar. Miles de manos recorriendo mi cuerpo, pasión a borbotones, furia de calor, de goce... éxtasis.

Y caí lentamente sobre la alfombra de su apartamento. Era como si las nubes estuvieran tocándome, como si mi cuerpo flotara; y, en ese instante yo tenia alas y me iba.

Comentarios

Marta Bermúdez ha dicho que…
Epilepsia... evasión. No se en que estaba pensando.
Boris ha dicho que…
Epilepsia. ¡Corran!

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